Todos sabemos a estas alturas que, para aprender hay que practicar. Pero hay formas de practicar más efectivas que otras. Así lo refleja la investigación científica sobre cómo aprendemos.
Para el caso de aprendizajes semánticos (hechos y conceptos), la práctica más efectiva no consiste en reestudiarlos (leer y volver a leer), sino en tratar de recuperarlos de nuestra memoria después de haber aprendido sobre ellos. Esta es la práctica de la evocación.
Además, es un hecho demostrado que, cuanto más esfuerzo nos cueste recuperar unos conocimientos de la memoria, más fuertes se harán. Por ello, la estrategia de espaciar la práctica es más efectiva que masificarla, pues entre cada sesión dejamos que «se nos olviden» un poco.
En otras palabras, es mejor estudiar una hora cada día durante 5 días que estudiar 5 horas seguidas, por ejemplo. O lo que es lo mismo: es mejor realizar sesiones más cortas, pero más periódicas que masificar la práctica en una o unas pocas sesiones.
De la misma manera, los aprendizajes que se realizan a lo largo del curso escolar perduran más si se trabajan espaciadamente, que si se concentran en periodos concretos y no se vuelven a revisitar.
La práctica entrelazada.
Por suerte, existe otro efecto que provoca que recordemos mejor lo que aprendemos: aunque parezca extraño, para aprender diferentes cosas es mejor irlas combinando que enfocarse en dominar una antes de pasar a la siguiente. Esto es lo que se conoce como práctica entrelazada (Kang 2016).
Obviamente, esto solo es posible cuando para aprender una cosa no es indispensable haber aprendido antes la otra, es decir, cuando se trata de aprendizajes que pueden hacerse de manera independiente y en paralelo. Esto es que sucede en nuestra oposición.
La práctica entrelazada es antiintuitiva porque en el corto plazo parece que aprendamos menos. Un opositor que practique de manera entrelazada a lo largo de una sesión de estudio tendrá la sensación de haber aprendido menos que uno que haya masificado cada objetivo de aprendizaje.
Pero las evidencias reflejan claramente que esto es una mera ilusión: la práctica entrelazada produce aprendizajes más flexibles y duraderos, por lo que en el medio-largo plazo, entrelazar la práctica es mucho más eficaz que concentrarla.
Pruebas de su efectividad.
Por ejemplo, Rohrer y Taylor (2007) sometieron a sus estudiantes a dos sesiones de aprendizaje sobre el cálculo del volumen de cuatro figuras sólidas. Para cada figura, la actividad incluía un tutorial sobre cómo calcular su volumen y cuatro ejercicios prácticos.
Un grupo de estudiantes trabajó las figuras de una en una, primero viendo el correspondiente tutorial y luego haciendo los ejercicios. El otro grupo vio los cuatro tutoriales seguidos y luego realizó los dieciséis ejercicios aleatoriamente.
Una semana después, los alumnos realizaron un examen sobre lo aprendido. En la figura adjunta podemos ver los resultados de los ejercicios realizados durante las sesiones de aprendizaje y el resultado del examen final una semana más tarde. Como puede apreciarse,
concentrar la práctica produce mejores resultados en la inmediatez (justo después de aprender), pero los resultados son decepcionantes a largo plazo. Los alumnos que entrelazaron no lo hicieron tan bien de forma inmediata, pero fueron muy superiores al cabo de una semana.
De nuevo, estamos ante un caso de aprendizaje más fácil pero más volátil, frente a un aprendizaje más dificultoso, pero más duradero.
¿Y cómo lo vamos a poner en práctica?
A estas alturas de programa de estudios en nuestra academia ya disponemos de contenidos para llevar a cabo el estudio entrelazado con garantías de éxito.
Vamos a seguir avanzando en temario, pero hemos introducido repasos de temas anteriores (lo tenéis marcado en el calendario de enero y febrero), y a mediados de febrero vamos a consolidar todos los contenidos del bloque I. Nos vamos a apoyar en la función personalizado de nuestra app permatest. En ella vais a poder llevar a cabo la práctica de la evocación y el estudio entrelazado simultáneamente. Por lo que, vamos a optimizar vuestras horas de estudio que sabemos que son pocas, evitando el sobreestudio.